miércoles, 17 de junio de 2015

El cristal empañado de la Copa América

Se jodió la Selección de Chile. Se empañó la Copa América.

Y es literalmente así: ¡se jodió! Se jodió porque el accidente de tránsito que protagonizó el versátil futbolista del Juventus en su Ferrari en Santiago, Arturo Vidal, va más allá de lo deportivo.

El hasta ahora goleador del torneo que se realiza en el país Austral, sostienen las autoridades locales, manejaba en 'estado de embriaguez' (1,2 gramos de alcohol por litro de sangre). Independientemente de lo que pase con el futbolista en lo legal, pues conducir bajo los efectos del alcohol, aún sin víctimas fatales, es un evento que puede dar cárcel según las leyes chilenas, el hecho -sin duda- impacta negativamente al equipo. Lo golpea.

No es ningún secreto lo clave que es Arturo Vidal para la estructura del equipo de Sampaoli, por lo que su eventual ausencia por tener que atender asuntos legales es una ventaja para el contendor. Pero aquí la cuestión es que además de afectar el rendimiento de un equipo en plena competencia, el caso ocurrido en el kilómetro 25 del Acceso Sur de Santiago, le pudo costar la vida a cualquiera, incluso a él mismo.

Lo que hasta ahora ha trascendido es que varios jugadores, a través de Claudio Bravo, arquero y capitán de la selección chilena, le habían solicitado a Sampaoli que fuera más flexible en relación con el tema de la concentración, dado que la mayoría de los seleccionados juega en el exterior, y esta era una muy buena oportunidad para estar y compartir con sus familias, a lo que el estratega aparentemente cedió. Sin embargo, el infortunado hecho protagonizado por Vidal causa no solo el incómodo malestar de considerar cuánta razón tiene un Director Técnico para imponer una disciplina tal para evitar este tipo de casos (y entre los compañeros pensar que posiblemente ‘quedamos mal ante el profe’), sino también el malestar por poner a este a pensar, tomar y explicar decisiones en uno u otro sentido, que nada tienen que ver con lo deportivo, cuando el ideal es pensar, tomar y explicar decisiones de la táctica del juego.

En efecto, los medios de comunicación chilenos relataban en la mañana de este miércoles que el volante de 'la Juve’ había vuelto a la sede de su Selección. Y que una vez más, el líder y capitán del equipo, Claudio Bravo, en nombre de sus demás compañeros, le solicitó a Sampaoli que se abstuviera de excluir a Arturo Vidal del grupo por lo ocurrido. Y son justamente estas circunstancias, cuando se ponen en manos del técnico cierto tipo de decisiones, donde entran en juego la ponderación de unos hábitos convenientes de competencia deportiva (puntualidad, disciplina, búsqueda de la excelencia, trabajo en equipo, etcétera) y quizás un surtido de valores de sociedad, mezclados con las leyes para cualquier ciudadano, las que desvían la atención de los objetivos. En otras palabras, el DT, en este caso Sampaoli, en vez de estar pensando en la estrategia y el módulo táctico para afrontar el próximo partido, con el rival que sea, llámese Bolivia u otro, está pensando más bien en cómo ejercer su autoridad sin desmarcarse de los objetivos, en medio de situaciones como el deber ser, el deber de respetar la norma; de situaciones como el dilema entre hacer lo correcto o hacer lo mejor; la sensatez de admitir que, tan humanos como Vidal, todos, tanto el que lee estas líneas como yo que soy el autor de las mismas, cometemos errores y, lo que quizás es más importante, los mensajes que se dan a la sociedad con los temas de patria. Y es que no hay un mayor asunto de Patria, sobre todo en las sociedades de América Latina, como la selección nacional de fútbol. No hay que perder de vista que los mensajes derivados de lo patriótico, principalmente los que tienen que ver con las selecciones de fútbol, son unos intangibles cuyas narrativas resultan extremadamente poderosas, máxime si son sus héroes las que las relatan. En lo que va de la Copa América, Vidal es, sin duda, el héroe chileno.

Si bien el accidente automovilístico del jugador no pasó a mayores, su caso y las consecuencias que este acarrea no pueden leerse simplemente como mensajes para los padres de familia de 28 años, casados y con carro propio, sino también para miles de niños chilenos que ven en Vidal un ejemplo a seguir. Tan común y normal como puede pasar con esos cientos de chiquillos en Ibagué o Cúcuta que sueñan con ser James, o como esos miles de ‘pibes’ rosarinos y argentinos en general que fantasean con ser Messi. Para quien admira a una personalidad en particular, no es lo mismo que esta esté involucrada en un accidente de tránsito por la influencia del alcohol, que si el que lo protagoniza es un desconocido. No es que no le importe ni tampoco que lo desee, pero le otorga un significado distinto, y también a la valoración de las consecuencias. Y muy a pesar de que Vidal se excuse por lo ocurrido, su permanencia en la Selección o su exclusión de la misma impacta emocionalmente al equipo, pues se trata, ni más ni menos, de perder a un gran jugador, o pasar por alto el acoplarse a las normas sociales (que cualquier otro chileno o ciudadano del mundo debe cumplir) con tal de ganar una competencia. Así las cosas, Chile pierde porque lo que sobreviene es una distorsión, pues separar a Arturo Vidal de la Selección no es necesariamente no querer apoyar a un ser humano -ante un error que cualquiera puede cometer-, que bien puede ser considerado el goleador imprescindible. El héroe nacional que por salvador debería ser salvado (eximido de culpa). La cuestión, sin embargo, es que la realidad puede estar llena de otro tipo de héroes, que por anónimos sí deben acarrear las consecuencias de las normas conculcadas.


Es por todo esto que el diáfano ‘cristal’ de la Copa América se empañó un tanto, porque puede poner más a mirar hacia la Corte del ‘Rey’ Arturo –el juzgado de garantía de San Bernardo, donde se radicó la causa Arturo Vidal-, que a mirar fútbol puro: 'golpes' inesperados de una selección boliviana, la –para nosotros ‘irritante’- hegemonía del ‘verdugo’ goleador Rondón sobre la Selección Colombia, el electrizante 3 a 3 entre Chile y México, la ‘hermosa batalla’ –como editorializó un comentarista argentino- del 1-0 entre Argentina y Uruguay, la vertiginosa noche del último martes. Eso es fútbol. Solo eso es lo que queremos ver y percibir. Sin folios de expediente en las sedes de entrenamiento. Fútbol sin notificaciones judiciales en los camerinos con su habitual tufo de sudor y alcanfor.

3' de adición: Brasil es bravo. Brasil es Brasil. Pero sospecho que la Selección Colombia ya bailó con la más fea.

1 comentario:

  1. Celebro el regreso de Gancho al mentón desde el tinglado de la crítica ácida y certera de su autor. Pienso que el error del 'Rey Aruturo' es justamente el exceso de todos los excesos de los que se ve rodeado un crack de su talla, empezando por el exagerado dinero en rama que gana. Un cerebro sudamericano de 'tábula rasa' termina explotando ante los despropósitos de una riqueza inconcebible, como los tesoros que le prometió el maligno a Jesús si se postraba para besar sus pies. Le sucedió a Faustino Asprilla, y a muchos más. La plata termina por enloquecer a los pobres de espíritu. De ahí que los sabios y los anacoretas sólo aprenden a contar hasta mil.

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