La frase es del escritor chileno Alberto Fuguet, en ‘Missing’, una novela que parece narrar la historia de su tío desaparecido que, un día entre todos los días, decide marcharse hacia tierras estadounidenses, pasando por esa porosa y azarosa frontera entre México y Estados Unidos.
Un viaje habitual de migrantes lleno de fatalidades para quienes se arriesgan a esta aventura. ¿Aventura o desventura?
Así parecen sugerirlo las miles de historias que recopila la Organización Internacional para las migraciones, OIM. Un set de datos abiertos de esta entidad da cuenta de las miles de personas que le apuestan a esta odisea en diversas partes del mundo. Y aunque no es donde hay mayor número de víctimas, las peripecias de los migrantes en la frontera USA-México, proporcionalmente, sí lo es. Apenas un 5 % de quienes emprenden esa aventura sobreviven.
Elaboración propia. Fuente: OIM
En efecto, con base en reportes recopilados por OIM, 444 víctimas dejó la aventura migratoria en esta frontera en 2020. 437 personas murieron, mientras que de las siete restantes nada se sabe de su suerte. Se cuentan como víctimas desaparecidas. Escasamente 23 sobrevivieron.
Zona de miedo
La geografía un poco más al sur no resulta más amable para otros migrantes.
Como Carlos Fuguet, el tío del escritor chileno que se escabulló del país austral; como Ulises, que partió de Ítaca, la odisea del migrante es típicamente masculina.
Por eso llama la atención lo ocurrido con menores de edad migrantes en Centroamérica. Mientras que en la mayoría de regiones en el mundo los fallecidos son hombres migrantes, en América Central las mayores víctimas mortales son los niños. En el sur y sudeste asiático, son las mujeres migrantes las que más fallecen.
Elaboración propia. Fuente: OIMEl Mediterráneo, aguas llenas de albures
El Mediterráneo y sus rutas migratorias son el mayor peligro para los migrantes. Por lo menos así ocurrió en el año de la pandemia, según los registros de la OIM.
Es la región con más migrantes muertos y desaparecidos, 1.421 almas. Una cifra que habla de la magnitud de quienes se juegan la suerte en esas aguas hostiles, representada por la cantidad de sobrevivientes, 2.930.
Si no son las aguas infestadas de tiburones, es la hipotermia o incluso una cuchillada en una patera (pequeña barca de madera) la que cobra la vida de los migrantes.
Por lo menos así pasó con uno de ellos, cuya cabeza quedó flotando en el Mar de Alborán, una zona conocida como el Triángulo de las Bermudas Andaluz. El responsable, Oumar Diallo, un guineano que estaba a cargo de aquella patera y a quien en prisión le llaman ‘el Cortacabezas’.
Una visual sobre “las
rutas del no retorno” permite concluir que en el Mediterráneo todos sus
corredores representan más de la mitad de desaparecidos. Al seccionar esas
aguas, se constata un mínimo de desaparecidos que frisa los 850 migrantes, siendo
el Mediterráneo Central la ruta-región más peligrosa.