Lo que desde hace una semana era ‘extraoficial’, se hizo oficial en la mañana de hoy: ‘James Rodríguez marcó el mejor gol del Mundial Brasil 2014’, sentenciaron cerca de cuatro millones de internautas.
En efecto, desde hace una semana, recién acabado el campeonato del mundo en Brasil, empezaron a circular una serie de mensajes invitando a votar, a través de Internet, por la primera anotación del colombiano contra Uruguay, en octavos de final, como la mejor del torneo. No voté.
Y no lo hice porque me puse a pensar -y a preguntarme- si en verdad hubo un mejor gol que ese en el torneo. Honestamente, la respuesta que me di era que no. También, que todas las cualidades, calificativos y demás atributos que se le pudieran dar a esa anotación quedaban agrupadas con ese solo adjetivo. Espectacular, bonito, de colección, una pintura, ¡qué joya!, malabar, arte puro de museo traído desde potrero de barrio. ¡El mejor!
James repentizó como un mago. La grabación de la celebración en el banco colombiano quedará como la prueba de que el último en maravillarse de aquel gran truco en el Maracaná fue el técnico Pékerman, quien reacción tres segundos después que el resto de la humanidad ante la magia.
El voto ayudaba, porque al fin de cuentas la FIFA acudió a esa metodología como forma de elección. Era democrática y James lo agradeció a través de su cuenta en Twitter. Pero hubo tantas cosas buenas en ese gol, que –en lo personal- lo hacían inobjetablemente el mejor y mi voto sobraba. (¿Sintió que el suyo sobraba también, así fuera por un instante?).
El narrador uruguayo repitió cinco veces la palabra golazo. El comentarista –también uruguayo- habló de distracción de la defensa y después acusó al portero Muslera diciendo que (el remate) “lo puedo haber contenido”. Luego reflexionó y corrigió: “no, no estaba tan distraído. Iba muy alto. Era difícil”, concluyó. Su patriotismo le hizo no llamar algo por su nombre porque, para complacencia del mundo futbolístico y del colombiano de a pie, alcanzar específicamente ese balón no era difícil sino imposible. Como si un sorprendido televidente-espectador, después del artificio, presumiera desenmascarar al mago aplaudido frente al televisor de la sala de su casa.
Como ya se dijo, el gol del colombiano encerraba la esencia de lo que tuvieron otras anotaciones que compitieron en esa elección a través de la red.
Así, el zurdazo de James fue la película ganadora. Pero como en los premios Oscar, bien vale la pena hacer algunas menciones de estatuillas por categoría, porque cada gol tiene su adjetivo.
No es casualidad que el primero de Robin Van Persie contra España haya sido seleccionado el segundo mejor. Si hay que hablar de un gol estrictamente bonito, ese es el del holandés. Los Dioses del buen fútbol movieron sus hilos desde el cielo, sostuvieron a Van Persie en el aire como una marioneta, procuraron que diera el golpe de gracia con la cabeza y aterrizaron con suavidad a aquel mortal sobre el césped del Arena Fonte Nova para que celebrara sin saber sobre la ayuda divina, como también ocurría con los mortales de la epopeya griega.
El gol espectacular corrió por cuenta del australiano Tim Cahill. El primero contra Holanda. También en el top de los mejores, al punto de tener similitudes con el de James: zurdazo perfecto, sin dejar picar el balón en tierra y cuya bola también pegó en el horizontal. Fue un balazo al corazón holandés cargado de furia y precisión.
Perfecto. Ese calificativo le queda al tercer mejor gol del Mundial votado por los internautas (el cuarto de Colombia contra Japón), por la definición de James Rodríguez: sutil, elegante; de un jugador con sensibilidad en el botín. Además de haber sido una jugada colectiva magnífica, en la retina queda el ‘engaño’ del 10 colombiano, que con la finta llevó al defensa japonés a revisar algún reactor de Fukushima. Si, lo sacó del estadio.
Seguramente habrá adjetivos para cada uno de los 171 goles marcados en Brasil. Para un ghanés fueron mejores los goles de su selección ante el campeón del mundo. Quizás haya goles incomparables. ¿Cuál competiría con el de David Luiz contra Colombia, por ejemplo, si hubo tan pocos de esas características? Espectacular, fabuloso, tiro libre perfecto. De otros, posiblemente, resulte mejor calificar las jugadas. Los contragolpes que acaban en gol, por su componente de velocidad, vértigo y exactitud, suelen ser electrizantes. Así, el quinto de Holanda contra España (segundo en la cuenta personal de Robben) merece la distinción de ‘sensacional’.
Después de todo, a James solo le faltó ganar la copa del mundo. Hasta una amarilla se ganó.
3’ de adición: Para seguir hablando de estatuillas, pero no de goles, el Oscar a mejor actor podría ser para Fred.