viernes, 20 de febrero de 2015

Justificando la crueldad

La semana pasada, Julio Sánchez Cristo hizo eco de una reflexión que habría dicho Roberto Pombo, director de El Tiempo, según la cual, más allá de los diálogos que tienen lugar en La Habana entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, “para lograr la paz, primero hay que hacerla en Bogotá”.

Tal parece que Pombo se refería –desde luego y no sobra decirlo- a que muy a pesar de la labor que llevan a cabo los representantes del Gobierno y de la subversión en la isla, se hace extremadamente difícil y complejo alcanzar acuerdos cuando no sólo no hay ni el más mínimo interés de posibles consensos entre el Gobierno Santos y la oposición (con el ex presidente y senador Álvaro Uribe a la cabeza -del Centro Democrático-), sino que además se advierten unas cargas de violencia, de odio, de agresividad en cada trino, discurso o declaración que se difunde, que parece como si fuera imposible salir de esta espiral de violencia que desde hace más de 50 años está desangrando al país.

Y uno quisiera que en un momento dado la clase política dijera de una buena vez ‘vamos a protestar, vamos a discrepar pero lo que tengamos que decir lo vamos a decir de otra manera. Sin abstenernos de opinar ni de decir lo que consideramos conveniente, inviable, ilegal, o lo que sea, pero quitando ese tono hostil que poco le aporta a la discusión de la paz’, y el debate avance no siempre con concesiones pero sí con respeto y altura.

Sin embargo, no es suficiente que esto ocurra si es que cada uno de nosotros, cada ciudadano del común no es capaz de desarmarse para decir ‘sentémonos a hablar’, y en cambio hace todo lo posible por atacar al otro, por herirlo y lo que es peor, justificando la hostilidad.

Eso es lo que ocurrió con el trino del columnista Saúl Hernández Bolívar (SHB), en relación con el fallecimiento del hijo del senador Antonio Navarro Wolf.

Mientras que la regla fue un surtido de opiniones y mensajes de solidaridad para con Navarro, la excepción fue Saúl Hernández con este tuit del 6 de febrero a las 2:00 de la tarde: “Navarro sigue conmovido por suicidio de su hijo. ¿Y por las víctimas del M-19 también?”.

Muy a pesar de la distancia y tradición ideológica y política que lo separa de Navarro Wolf, el senador Álvaro Uribe, padre de dos hijos, tuvo la lealtad de trinar: “Nuestro más sentido mensaje de solidaridad al senador Antonio Navarro y a sus allegados”.

Mientras que Uribe tuvo la capacidad de ‘ponerse en los zapatos’ de Navarro, Saúl Hernández asumió la mezquina e indolente actitud de aprovechar la muerte del hijo de Navarro para ‘cobrarle’ su ex militancia al M-19. Bien lo resumió María Antonia García en su columna del 9 de febrero en El Tiempo. “Cada cual es dueño de sus actos y debe decidir si tenderle la mano a un hombre que entierra a su hijo (como la tendió el ex presidente), o escupir en la tumba e irse (lo más parecido a lo hecho por Saúl Hernández).

Mientras se trata de hacer la paz, lo desesperanzador es el espíritu del trino del columnista. ¿Será que el señor Hernández quiere llamar honesta y sensatamente a la reflexión sobre las víctimas de una guerrilla desaparecida hace años? Lo dudo.

SHB podrá pregonar que su mayor preocupación en la vida son las víctimas del M-19, cosa que no solo es legítima sino también notable. Pero lo que hay entre cada uno de los 140 caracteres de su trino es realmente otra cosa: un ánimo de caerle al caído. De revancha. De violentar al vulnerado. De agredir al otro al ironizar con su tragedia.

Porque bien vale la pena recordar las palabras de Navarro en un trino, justo unas horas después de la infortunada noticia de su hijo: “Hicimos la paz para que los padres no siguieran enterrando a sus hijos y no pude evitar que me pasara. Estoy aplastado”.

Y justamente por eso es que cobraría mayor relevancia la reflexión de Pombo citada en W radio por su director. Porque a medida que avanzan los diálogos en La Habana, en Colombia todavía hay personas como SHB con expresiones y manifestaciones, al decir de Piedad Bonnet (quien sabe mejor que nadie lo que está sintiendo Navarro Wolf) sólo cargadas de “mucho odio y deseo de ensañamiento”.

Tristemente, SHB no alcanza a proyectarse como padre de familia ni mucho menos cómo sería su vida si perdiera a un hijo. Y en vez de ser generoso con la tribulación del senador, lo que hace es justificar su ruin e insensato trino, haciendo más reluciente lo despiadado que puede llegar a ser el ser humano. Habría que no perder de vista que esa falta de solidaridad, como lo sostiene en su libro 'Empatía cero' el catedrático de psicopatología en Cambridge Simon Baron-Cohen, también es una forma de crueldad.

En alguna ocasión, refiere el docente de la prestigiosa universidad británica, que un profesor que impartía clases en el hospital St. Mary de Londres explicaba a sus alumnos que “los mejores datos sobre la adaptación del hombre al frío extremo de los que se disponía eran los recogidos por los científicos nazis”. En efecto, los ‘bien formados’ científicos nazis llevaban a cabo experimentos de inmersión con judíos del campo de concentración de Dachau, donde los sumergían en grandes tanques de agua helada para comprobar cómo era el comportamiento de la frecuencia cardíaca de estas personas, en relación con su permanencia en el agua por varias horas a temperaturas cercanas a los cero grados centígrados.

Al respecto, lo que dice Baron-Cohen es que se podría suponer, en gracia de discusión, “que estos doctores no eran crueles por el mero hecho de serlo (como pretender justificarse SHB cuando dice que su trino habría pasado inadvertido si tal desgracia le hubiese acaecido a algún jefe paramilitar), sino que los científicos que llevaron a cabo los experimentos de inmersión querían contribuir al conocimiento médico para saber, por ejemplo, cómo ayudar a las víctimas rescatadas tras un naufragio en gélidas aguas”.

No obstante, y aquí es donde el profesor de Cambridge llama la atención, es que por muy loable que fuera el fin de sus labores como científicos, sus medios resultaban inhumanos, al igual que el trino de SHB por la adversidad atravesada por Navarro Wolf. ¿Será que de haber sido criticados y calificados de inhumanos e indolentes en la actualidad por sus prácticas, estos científicos habrían salido a ripostar: ‘¡partida de mamertos! No ven que estamos haciendo experimentos para saber cómo salvamos a las personas cuando haya un naufragio en aguas extremadamente frías?’ Lo que estos científicos perdieron de vista en su búsqueda de conocimiento fue la humanidad hacia dichas personas, afirma Baron-Cohen.

Aunque Hernández Bolívar puede alegar que su trino es una auténtica y legítima preocupación por las víctimas del M-19 (diciendo que el perdón no es olvido), lo que resulta ruin es que se haya valido de la muerte del hijo de un ex militante que se preocupó por hacer la paz, para recordarle que –en todo caso- había formado parte justamente de esa guerrilla, y que por ello es válido cuestionarle que se esté doliendo por el fallecimiento de su hijo y no por las víctimas que ocasionó el grupo al que pertenecía. Ciertamente, el trino de SHB no es un mensaje pro-víctimas del desaparecido grupo insurgente, sino más bien uno contra el 'senador verde'.


Queda la esperanza, sin embargo, que Saúl Hernández reflexione y recule. Mi mamá dice frecuentemente "no somos ríos como para no devolvernos". Cabe recordar que él iba a escribir una columna sobre el tema María del Pilar Hurtado, pero cambió de opinión y terminó haciendo una para justificar la crueldad de su trino. Entonces, claro es que puede recomponer. Cambiar su argumento y hacer lo que hizo el senador Uribe Vélez, quien por más que le preocupen las víctimas del M-19 –por ejemplo-., no tuvo ni tiene el más mínimo problema en tener hidalguía y ‘abrazar’ con honestidad a un ex M como Navarro Wolf.